7 de agosto de 2010

Ayer soñé que me mandaba un mensaje o Rayuela

Ayer soñé que me mandaba un mensaje, que mi teléfono vibraba, era suyo, su nombre que se ha extinguido en la líneas precarias de la vida que va, debe ser un sueño, porque ella ya no està, será un anuncio de mi próxima muerte, que tal vez no llegará. Ahora leo Rayuela, que no me dejará irme a allá.



@dosgallos
#1libro

15 de julio de 2010

24 de mayo de 2010

En un sueño me mordió una serpiente

Exceptuando las cajas llenas de libros que estaban diseminadas por aquel piso de entramado surrealista, el departamento estaba casi vacío, claro, también me encontraba yo, ordenando papeles y clasificando los libros bajo criterios personales tales como la nacionalidad del autor o por contenido del libro e incluso grado de influencia en mi vida.

Decidí salir a comprar unos cigarros, en el camino veo que un perro toma la brisa de la tarde en una ventana, usurpando el espacio vital de un gato, de repente un zumbido me llama, desde las raíces de un árbol surge una colmena.

Será la anestesia, la que me hace olvidar el labio y que me muerde la lengua.

3 de mayo de 2010

El vagón de un rojizo color ladrillo

Ni una palabra desde que habían salido del hospital, su comunicación se limitó a un abrazo sin suspiros ni lágrimas que pesaran, simplemente se tomaron de la mano y salieron de ahí, tomaron un taxi y se sentaron en la parte trasera sosteniendo la mano de la otra, hacía calor y la barba grisácea del conductor volvía más sofocante el ambiente a pesar de estar en pleno invierno, tras de todo no llegarían pronto a sus respectivos hogares ya que se encontraban paradas en el tráfico que nacía de un tren que pasaba a un ritmo cansado pero firme frente a ellas.

Todavía expectantes a ese ir y venir de vagones, Gisselle percibió un cambio en el tiempo, cuando un vagón limpio de un rojizo color ladrillo pareció acaparar toda su existencia, lucía grande y vacío como ninguno, su enorme puerta corrediza se encontraba abierta mostrando un interior pulcramente blanco.

-Mi alma y quizá la de Rubí sean como este vagón- pensó Gisselle.

El encendido de los motores de a lado así como el del taxi la despertaron del trance, había terminado de pasar aquel tren, ahora volverían a casa y quizá seguirían sin despegar los labios, por algún tiempo.

28 de abril de 2010

Los cigarros cada vez no son menos

Evitando el dolor, los cigarros cada vez no son menos, el tiempo diseñado a cuatro horas, y el olor a calle de un cielo enfermizo, se hacen trampa en la apestosa calma de los suspiros.

Lloramos de tarde y nos aburrimos de día, la noche pasa en el calor del descanso tras una barra, todos callan el corazón y alzan el vaso. Los tragos tampoco son menos.

Las balas partiendo la ciudad, el polvo inmigrante de las banquetas, y un ritmo tropical suena en los altavoces de los almacenes del centro.

Extraño a los amigos, el desenfreno y las horas perdidas de madrugada viendo algún abierto de tenis por la televisión.

24 de abril de 2010

Café de máquina

Esta ciudad no duerme, pensaba Gisselle mientras el taxi se orillaba junto al hospital, tampoco lo haría ella hasta saber a Rubí fuera de esa pesadilla, imaginaba lo peor, sobre todo por la expresión de dolor que había mostrado Don Gustavo.

Al bajarse del taxi, Gisselle suspiró y asió su bolsa, sería una noche larga y sin su amiga al otro lado de la ventana para fumarse un cigarro.

Tras unas tres largas horas de estar sentada en una incómoda banca de fibra de vidrio y sin que le dieran razón sobre el estado de su amiga, decidió salir a tomar el fresco y prender un diminuto sol entre sus dedos ante la noche grande de la soledad.

Con una sensación de caída y una mancha de saliva sobre su hombro se despertaría horas después ya con la compañía del rumor de las primeras filas de la mañana y el olor del café de máquina.

Un médico rubio de rostro curtido sería el primero en hablarle del estado de su amiga, no tendría de que preocuparse, sanaría pronto de las fracturas y del derrame de su ojo derecho, afortunadamente no había perdido ningún diente, pero sería un proceso lento el de su recuperación psicológica, ya que para una mujer no es nada sencillo perder una oreja.

6 de abril de 2010

Carmencita

Hasta los catorce años su vida había transcurrido normalmente, claro que no vivía en la opulencia ni tampoco en la pobreza pero sabía que la vida implicaba un esfuerzo de todos los días, por ello ayudaba a su madre en la pequeña fonda sirviendo a las mesas, recogiendo la basura y procurando todos los detalles del pequeño local, mientras su padre supiera dios en qué lugar estaba metido.

Don Pedro rodeado de hombres de rostro grasiento y moreno como el suyo pasaba más de medio día metido en un depósito de cervezas que funcionaba como cantina-billar clandestina, es decir era todo un “hombre de negocios” en un club social de paredes tapizadas con posters de Maribel Guardia y Paty Navidad, el resto del día lo dedicaba al ejercicio horizontal de trescientos pesos por sesión en un putero enclavado en el mercado principal.

Como quiera su padre llevaba algo de sustento al hogar y su madre como millones de madres en México soportaba todo el peso del hogar, logrando procurar lo necesario para que su Carmencita estudiara por las tardes y llevara su falda verde olivo bien limpia y planchada.

23 de marzo de 2010

En el taxi

A veces las campanadas son ahogadas por el tráfico, la muerte y la pobreza que se lo comen todo en la gran ciudad, pero aún así queda tiempo para soñar aunque sea un poco.

Sin dudarlo Gisselle, le preguntó a Don Gustavo por el hospital al que habían trasladado a Rubí, y volvió a tomar rumbo hacia la calle para subirse a un taxi y alcanzar a su amiga.

Las luces de neón, el alumbrado público y los faros de los coches iluminan el ambiente y a la lágrima que dejó escapar por un momento y que terminaría en su boca. Sentada en la parte trasera del taxi quiso prender un cigarro, pero reprimió su deseo y apoyó su cabeza sobre la ventanilla.

Sabía que la vida de una amante de las calles debía ser muy difícil, aunque el tema del sexoservicio era evitado en sus conversaciones, debía ser difícil estar a merced de cualquier degenerado noche tras noche teniendo al zumbido de las luces como único y mudo vigía de su soledad sin bragas sobre una cama. Eso creía Gisselle, eso creía.

17 de marzo de 2010

Todos tienen una historia

Todos tienen una historia, y cada cabeza es un mundo, un lugar común para narrar una triste historia, pero realmente son pocas las historias que resultan ser interesantes además de tristes, y es ahí donde aparece Rubí, todavía antes de nacer.

Hay quien dice que el lugar de nacimiento lo determina a uno, sin intenciones de averiguar tal aseveración lo que importa es conocer el ground de la peculiar vecina de Gisselle.

El estado mexicano de Michoacán fue el escenario natural para que los padres de la futura sexoservidora de la gran ciudad se conocieran en su día de descanso en el parque nacional de Uruapan, donde la vegetación junto con el color de su gente empobrecida y de histórica piel fueron cómplices para unirlos en sagrado matrimonio.

Era de esperarse que con las ganas de dos enamorados pasara muy poco tiempo para que la madre de Rubí se embarazara, ya era mucho el lograr casarse sin tener compromiso en el vientre antes del matrimonio, sacando cuentas, debieron encargarla a París en cuanto se encerraron su primera noche de bodas.

Tras unos ocho meses sin nada relevante que narrar más que las usuales complicaciones de ser ochomesina nacería en la ciudad de Pátzcuaro pesando un kilo doscientos nuestra futura Rubí del Carmen.

2 de marzo de 2010

Tres pesos de propina

Pareciera que todos sus jueves de cervezas son iguales, un poco de charla necesaria, actualización, especulaciones sobre el novio de su amiga (en el momento que se levanta a orinar e inspeccionar piernas curtidas de las mesas contiguas) ¿qué podría esperar?

Dicho ritual no le perjudicaba en absoluto, sólo la distraía de las horas distendidas de cada semana, de toda una vida, de su triste vida en una zapatería, de una pequeña plaza en una gran ciudad.

Al pedir la cuenta Rio se acercó para decirles lo que habían de pagar, cada uno sacó su parte y se le entregaron con todo y monedas a Rio, no había cambio que dar, el pequeño excedente de la cuenta fueron tres pesos, mismos que Rio apartó como propina.

Al llegar a la entrada del edificio, Gisselle no encontró a Don Gustavo, situación que era extremadamente anormal, sabía que dicho portero había hecho un juramento de no tocar gota de alcohol ya hace cinco años, ¿qué podría haberle sucedido? seguro no se iría, así como si nada.

Al adentrarse escucho voces apresuradas, y de pronto casi atropellándola salieron unos paramédicos cargando una camilla seguidos de Don Gustavo que con voz quebrada les rogaba que la cuidaran.

-¿Qué ha pasado?- Gisselle tras esquivar la camilla.

-Casi la matan, casi la matan, esos desgraciados no tienen madre -Don Gustavo sorbiendo mocos y pegando sobre uno de los barandales.

-¿A quién, Don Gustavo? –le preguntó Gisselle.

-A la señorita Rubí -ahogándose al hablar-. Por poquito y la matan.

25 de enero de 2010

Deseo ser un maldito

Quiero castigarme con el frío de la noche para escupir lento.


Busco la ausencia de vello para coronarme en la soledad del viento.


Tengo hambre de llorar y maldecir a la tierra con suspiros rojos.


No sé, si los besos queman cuando repudias una caricia que no sabe a ron.


Duermo si los ojos me duelen de ver árboles insulsos y perros sin correa.


Bebo de noche para acompañar a Sal Paradise, en un viaje que hace autostop a la perdición.


21 de enero de 2010

Jueves del Escribano

Otro jueves por la noche, también llamado por los parroquianos como "Jueves del Escribano" en el viejo bar del centro, herencia de los despojos de la revolución, ahí estaba Rio limpiando una de las pocas mesas utilizadas de la noche cuando llegaron dos chicas con una mirada un poco tristona acompañadas de lo que parecía ser el novio de una de ellas, al sentarse, Rio se acercó con el discurso de todos sus jueves.

-Buenas noches, bienvenidos, ¿qué les servimos?-mientras esbozaba una cansada sonrisa.

El novio de una de ellas acompañado de un delgado bigote recortado (al estilo de los pachucos o cholos) pidió una cubeta de cervezas para los tres.

Rio fue hacia su barman para anunciar el pedido y lo que recibió fue una cubeta para ir por las cervezas al refrigerador de la cocina, en el mismo momento en que Brenda Gisselle se le acercó para preguntarle por el baño.

2 de enero de 2010

Inquilinos del buró ´09

Se ha terminado el año, y como es costumbre les presento mi top 5 de la edición “Inquilinos del Buró '09. Como ya saben, muchos han sido los libros que se apoyaron y hasta empolvaron unas semanas en el buró, hubo los que extendieron por mucho las horas de la noche y otros que fueron material de lectura mientras esperaba a que me lavaran el auto, pasaron por mis manos los que me subieron el ánimo y los que me llevaron a sumergirme en la intriga fría de sus páginas.

En los instantes previos a este post me he dado cuenta que en este año la literatura japonesa tuvo gran dominio en mi lista de lecturas, y cómo se darán cuenta Haruki Murakami ha sido el gran triunfador en esta nueva entrega de “Inquilinos del Buró”.






Sábanas inquietas

Siempre faltarán los cigarros para esas historias donde uno se despierta antes de las cinco de la mañana, el tiempo va muerto y tomo “Estas ruinas que ves” será quizá mi primera relectura y sonrío acercándome el primero de diez cigarros que me acompañarán durante los primeros capítulos antes de que las manos se me pongan frías y las sábanas inquietas.