26 de julio de 2009

La despedida

Nos despedimos de la patria, de la sensación del ser, de una mujer y una promesa en el vientre que la incertidumbre y el pecado de un amor no dejan nacer.

Kundera crea esa magia provincial que reniega de la ciudad, de la política y la intervención estatal, decorando un escenario que se vale de esos mismos elementos para escapar del pasado y de la muerte estática entre mujeres gordinflonas y perros sin correa.

La despedida es una lección aprendida en ese inter del anuncio de la lejanía y la huida ya emprendida, un amor basado en el miedo, un no nato que es promesa bien creída, y en el gusto por ser dueño de nuestra propia vida.

Nos queda sólo un halo azuloso como despedida y una sonrisa que se confunde con una línea fronteriza.


Goyette

15 de julio de 2009

AFTER DARK

Hay ciudades, hay historias y hay personas que viven envueltas en la música de la noche iluminada por letreros de constante vida en neón, lugares donde la vida es lineal dejando un respaldo o una cama inapropiada para leer o dormir.

Todo tiene pulsación, desde lo realmente despierto como lo que yace dormido, así se presenta AFTER DARK, novela oníricamente citadina de Murakami donde el sueño gravita en su propia pesadez y las amenazas que van sobre una Honda vendrán en combo con un abismo que sirve de hogar y escenario a un monstruo acuático, que lo devora todo en la inmediatez de un Estado tecnocratizante.

Un lenguaje cercano que nadie habla, y que va de mafia, un sentir estomacal que busca cuidado y necesariamente gatos en el parque como cuervos prontos al amanecer.

Goyette

12 de julio de 2009

Hoy no la he encontrado

De repente uno despierta como aturdido, sin poder, oír, ver, ni hablar con claridad, las comisuras de los labios dejan ver lo largo del sueño, del tiempo muerto por horas donde uno se aleja de la confusión que prevalece mientras está despierto.

Busco una moneda que no tiene teléfono público en que caer, repaso la agenda del teléfono celular esperando encontrar un nombre y un número que no existe, imposible es escuchar su dejo, saborear sus pausas y adivinar su expresión.

Hoy no la he encontrado.


Goyette

10 de julio de 2009

Lo blasfemo sin argumento

Me gusta mi tiempo, ese espíritu maldito de una época donde persisten los contrastes, donde lo blasfemo vive sin argumento, donde las torres pueblerinas carecen de historia, en calles que palpitan tristemente como arrabales con vista directa a lo mejor de las transnacionales que brillan alto y casi hondean como banderas enarboladas de otro mundo, las que vienen y los devoran con sus sueños, para ahogarlos en un paso húmedo que cada vez es menos nuestro y más de ellos.

Me gusta estar aquí, mientras el corazón busca tierra donde repose la congruencia de un sentimiento que todavía no envuelvo. También quiero estar no muy lejos, pero si, de lo que amo, y tal vez dejo aquí.


Goyette

8 de julio de 2009

La mano en el vaso

Sensación de que lo mejor es lo sucio, vago, enfermo y políticamente incorrecto, sensaciones de malestar, dolor, una garganta que vuelve a ser cenicero de noches menos lamentadas y ensoñaciones matrimoniales contadas.

El himno en un bar, el del bar a las doce, ritmo bolivariano quizá, y el nacional entonado en la noche recién estrenada.

Hay malestar, pasado y ron en la barra, son horas que transcurren en esas batallitas contadas, es la palmada y el agradecimiento.


Vuelve un sentimiento que nace en central.


Goyette

1 de julio de 2009

Agitando la mano

Sería mucho el soñar que abandonas tu trabajo celestial, que le dices adiós a tu hombre, a ese que es seguridad y costumbre, que te alejas sin mirar las montañas para vivir donde sólo hay llanura y entrañas, y que vienes sin más a brindar esos labios trabajados en cobre.

Confieso haberte soñado de nuevo con tus pulseras en las venas, los Benson en la mesa, la libreta y las mentas que no se manchan, con el libre aroma de tus dedos al café, del café a tu sofá y del sofá a la alfombra sin tocar cama, hasta que amanezca.

Desde la calle me despido agitando la mano, deseando dormir a tu lado.

Goyette

Siempre de noche

Nos hemos conocido en las ruinas, esas mismas que lees, esas en donde con un gesto despreocupado te asientas entre mi pecho y hombro, muy cerca de mi cuello aún no cercenado.

En los restos de lo que será, evitemos la imagen de un libro desojado, del sexo comprometido y del beso en el aire olvidado, déjame ser en ti, estrecharte, retocar tus labios, curar mis ojos en tus hombros, respirar en tu manto negro y ser el gato que cuide de tu balcón.

Goyette