30 de agosto de 2009

La caza del carnero salvaje

No es extravagante perseguir tus sueños, lo realmente perturbador es que vayas en busca de un carnero inexistente con una mancha en el lomo, y más interesante resulta que el hombre y el cornudo animal se vuelvan uno mismo.

Son recuerdos de una vida simple y mediocre, horas flotantes entre tragos y cacahuates en un día cualquiera en un bar.

Nace pronto el deseo de unas orejas que irradian una nueva oportunidad que se esfuma al leve susurro en la montaña.

Murakami y su sello metafísico impregnado en esta obra por aquel toque de humor desperdigado y desobligado convierte a "La caza del carnero salvaje" en una aventura oníricamente detectivesca.

Goyette

Si tuvieras esta misma ilusión

Si hablara de tus manos, hablaría de ellas cuando éstas, toman las mías,

Si contara con sólo mil suspiros, estos nacerían de mil sonrisas tuyas,

Si me quedara un último minuto contigo, lo pasaría posando mis labios en los tuyos,

Si tuviera por siempre tu compañía, mi corazón en el tuyo se fundiría.



Si tuvieras esta misma ilusión.


Goyette

24 de agosto de 2009

Antes que sea domingo

Si trato de poner una imagen aquí, es en contestación a esas cursilerías que bañan a los cuerpos de sudor, y que en menos del tiempo de una carta hacen declaración de amor.

Te has liberado por un lapso igual que el que le llevó al señor, la mismísima creación, creeré en las palabras y en ese beso que narras con cierta humectación.

Mis brazos, esos mismos que tus muslos no han recorrido, tienen la medida perfecta para arrancarte uno que otro suspiro.

Disfrutemos de la luna y volvamos a casa, antes que sea domingo.


Goyette

Siete días

Y yo me quedo,
contigo,
esperando,
para ti escribo.



G

22 de agosto de 2009

Gregorio Samsa y yo, somos tocayos

Yo no contesto el teléfono, me doy el lujo de aguantar los timbrazos, luego todo es calmo, no reviso los mensajes de voz, porque vienen de voces muertas que le hablan a un muerto.

No hay mucho que se pueda esperar de mí, confieso, que conmigo mismo me siento a ratos aburrido, por eso tomo un libro para olvidarme de mí, para olvidarme de mí con los demás.

Giro el cuello, siento el vello facial y me lavo endemoniadamente el rostro buscando a otro que sonría con mayor sinceridad y sienta cariño honesto aunque sea un momento.

Tal vez un día despierte siendo otro e invencible a un ataque nuclear que me recuerde que Gregorio Samsa y yo, somos tocayos.

Goyette

Sigo postergando una carta a Chiapas

Sigo postergando una carta a Chiapas, he vuelto a quemar cigarrillos en el cenicero y a pasar noches de poca lluvia implorando por una musa de tintero digital.

Con un dejo más desenfadado permito que las tardes y la horas en ellas fluyan constantes a destinos inciertos pero cargados de una emoción que he solicitado desde hace poco tiempo, me veo en una habitación blanca con muebles pesados y diez libros en la estantería de mis primeros días futuros, quizá busque un lugar sin tráfico y por toda ciudad, un centro que sea un panal.

Tal vez mis líneas deberían ir al norte, donde me esperan las ganas de una mujer comprometida con la venta de libros y abrazada al ser, cuyo nombre tenía el profeta que es paloma de la paz.

Goyette

16 de agosto de 2009

Es que no hemos vivido

En la vanidad del sentimiento me siento a escribir, para una palabra, un acento y una flor, no hay nada en el interior de un jarrón que no sea agua o un frío terrestre, así me llega una conclusión aventurada y prematura de una jovencita que ansía un amor maduro y entregado.

El domingo es un día detenido, donde el mentón se hace una lija y mis ojos al atardecer se van nublando del coraje propio del mozalbete reprimido, o de los cuentos que ni tú, ni yo, hemos concebido.

Es que no hemos vivido.



Goyette