24 de julio de 2007

Un atrevido Cliché


Por lo pronto mis lentes siguen rotos, no se si es desidia o una especie de cliché intelectualoide, quizá ambos, aún no lo confirmo; acompañando a ese elemento he de decir que he dejado crecer mi cabello a su libre albedrío, hasta alcanzar que éste me acaricie los tostados hombros y permitido el nacimiento de una barba en un rostro hasta hace poco imberbe.

El cigarro se ha convertido en una compañía obligada de noche y de día, la tarde no es su fuerte, así como mis libros son la luz eterna, de mi apreciada agonía.

La palmas se me han tornado amarillas, a pesar de haber tocado las sales y el agua del pacífico en días recientes de abrumadoras olas insistentes sobre mi cuerpo reticente.

Revisándome los tobillos, me percato que todavía guardan la exquisita forma modelada a través de los gratificantes entrenamientos de Rugby que he dejado atrás y que pienso retomar en cuanto comience el nuevo curso en la universidad.

Por último mis ojos se van desgastando, lo cual no me preocupa mucho por el momento, ya que gracias a ello no veo personas que pretenden ser arquetipos de ciudadanos en esta pequeña muestra de sociedad decadente, sino sólo consigo ver formas amasadas en lo triste de su devenir, hablando de una esperanza de color azul pastel.

Goyette Dos Gallos