Busco la ausencia de vello para coronarme en la soledad del viento.
Tengo hambre de llorar y maldecir a la tierra con suspiros rojos.
No sé, si los besos queman cuando repudias una caricia que no sabe a ron.
Duermo si los ojos me duelen de ver árboles insulsos y perros sin correa.
Bebo de noche para acompañar a Sal Paradise, en un viaje que hace autostop a la perdición.
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