De una rubia inocencia me creía haber privado, empero ahí sigue incólume, radiante, llena de fuerza, energía que desborda con tan sólo llevar una cinta en el cabello.
Son sus palabras, la estructura de su razonamiento, lo vivido en la fuerza de sus manos, y la mirada entornada en la añoranza de una gran ciudad, la que la tiene detenida en uno de mis nichos sentimentales, perdurando gracias a esas palpitaciones venéreas, ya que lo efímero de mi pensamiento no es buena guarda para su sonrisa ni su carácter jornalero.
La amo a través de sus palabras, de su cuerpo, y su movimiento.
Ella es una fuerza más del tiempo.
Son sus palabras, la estructura de su razonamiento, lo vivido en la fuerza de sus manos, y la mirada entornada en la añoranza de una gran ciudad, la que la tiene detenida en uno de mis nichos sentimentales, perdurando gracias a esas palpitaciones venéreas, ya que lo efímero de mi pensamiento no es buena guarda para su sonrisa ni su carácter jornalero.
La amo a través de sus palabras, de su cuerpo, y su movimiento.
Ella es una fuerza más del tiempo.
3 comentarios:
Con esa descripción haces imaginarnos a una mujer ideal.
Fresas para ti Goyette.
No había leído éste. Me gustó mucho, me sentí identificada... Un abrazo, en definitiva este mes te robaré un café...
No será un robo.
Un abrazo
Publicar un comentario