2 de marzo de 2011

Matte

Como cada noche desde hace seis meses espera paciente en el sillón de la sala, sin luz artificial, apenas la que se ha colado de entre las cortinas insulsas que cubren el ventanal que da hacia el balcón de la ciudad triste y gris, roja y palpitante, amarilla y espantosa.

Ha tenido miedo de conocer la hora exacta de aquel ritual, sólo sabe que hay que esperar el último domingo de cada mes, en la hora inexacta del reino de la sombra para tenerla etérea frente a él por unos minutos que escapan al entendimiento.

Sigue esperando.