4 de junio de 2008

Calma enfermiza

Hoy no me siento Lorquiano, y menos me siento parte de ese porcentaje de seres sinestesicos, aunque ganas tengo de devorarme bodegones, y de venirme en los gobelinos angelados por muy colgados que estén.

Se me han hecho muy sofocantes estos días de aire caliente y de maquillaje terroso, con sonidos que nos recuerdan donde estamos, primero el tren con su ir y venir en la vías cercanas, y los campanazos que anuncian el día a falta de algún gallo perdido en esta confundida estepa central.

Por más que quiera, no alcanzo esas elevaciones grisazuladas, que más lejos que cerca, tratan de seducirnos con sus tonos y sus lluvias que son espejismos.

Aquí en la calma enfermiza.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola comparto totalmente de que la calma enferma a las personas, bajan sus ritmos, se ponen viejos y sus corazones mueren lentamente...
Bueno besos y abrazos tibios en estos dias frios...
SoL

Anónimo dijo...

Sol:

Gracias por el abrazo tibio, que me viene bien, ante el calor insistente de la estepa.

Un beso.

Anónimo dijo...

La mente es vaga y se transforma con sensaciones de locura, pero la elevación es grata de pocos si le buscas y si naces con ella y la tercera es la dopada educación del viajero en la vida, del que se atreve a ver lo que no todos pretenden creer...

Hasta pronto, amigo.

Anónimo dijo...

Melina:

Ahora divagando entre las hojas, y diarios revolucionarios, mecedoras sin abuelos.

Y la calma, de aquí y tal vez de allá.

Anónimo dijo...

Curiosa condición aquella de la sinestesia. Fue lo que más me llamo la atención,
Algunos compositores famosos fueron favorecidos (o tal vez no) por la sinestesia.
Dos grandes y dos rusos también jeje. Korsakov y Scriabin, este ultimo montaba un show de luces en algunos de sus conciertos.

Saludos goyo, Jaivo