Hasta los catorce años su vida había transcurrido normalmente, claro que no vivía en la opulencia ni tampoco en la pobreza pero sabía que la vida implicaba un esfuerzo de todos los días, por ello ayudaba a su madre en la pequeña fonda sirviendo a las mesas, recogiendo la basura y procurando todos los detalles del pequeño local, mientras su padre supiera dios en qué lugar estaba metido.
Don Pedro rodeado de hombres de rostro grasiento y moreno como el suyo pasaba más de medio día metido en un depósito de cervezas que funcionaba como cantina-billar clandestina, es decir era todo un “hombre de negocios” en un club social de paredes tapizadas con posters de Maribel Guardia y Paty Navidad, el resto del día lo dedicaba al ejercicio horizontal de trescientos pesos por sesión en un putero enclavado en el mercado principal.
Como quiera su padre llevaba algo de sustento al hogar y su madre como millones de madres en México soportaba todo el peso del hogar, logrando procurar lo necesario para que su Carmencita estudiara por las tardes y llevara su falda verde olivo bien limpia y planchada.
3 comentarios:
De nuevo leyendote y disfrutando al hacerlo. En pocas palabras relamente captas mi interés. Que bien saber de Rubí.
Después de todo volví, epero que dure.
Un fuerte abrazo y mis felicitaciones.
Shary
Hola Shary, mándame tu mail, tengo ganas de platicar contigo.
Gracias por volver.
Saludos.
Hola :)
Poniendome al día en tu blog, imaginando el futuro de Carmencita, recordando los pliegues escolares y los sueños que se tienen cuando en la vida solo hay pequeñas responsabilidades.
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