Nunca he intentado siquiera tomar un instrumento con la finalidad de hacerlo hablar, carezco de oído, la afinación es algo de lo que no entiendo, me sorprende casi cualquier persona con ritmo, tampoco sé bailar. No soy un tipo aburrido, canto y bailo como el más torpe de los animales, pero tengo corazón.
Me cuesta apreciar la belleza de las notas, lo que me limita a disfrutar solamente de la letra, de la poesía que se narra, escupe y fluye como la vida misma.
Queda algo de consuelo el imaginar que mientras tecleo líneas sencillas hago música, música de otro tipo.