29 de abril de 2009

Terapia de Sebastian Fitzek

Es un sueño inducido, con el medicamento en la sangre, la conciencia embutida y el amor por una hija, lo que nos lleva a escuchar su historia, sentados junto a la cama donde yace del Dr. Larenz.

Terapia de
Sebastian Fitzek es una novela que nos aparta de la primera dimensión de la realidad que tenemos presente y creemos única, hasta que sus ambientes, personajes y trama nos envuelven en una neblina de mañana, cerca de la tempestad.

El escenario que presenta Fitzek jamás pierde ese frío y humedad que nos conduce a la angustia temida pero necesaria, nunca antes los sentidos debieron estar más alertas ante el horror y la traición.

La mente es muy compleja, engaña, distorsiona, miente, pero también esclarece la realidad que cada vez más se va tornando un tanto ambigua y perturbadora.

El viaje a emprender con Terapia resuena entre tablas y farolas sobre un mar inmenso, y destella con esa única oportunidad de despertar y contar esta historia.

Goyette Dos Gallos

28 de abril de 2009

Ornitofobia (palomas)

Me sabe mal contarlo, pero temo a las palomas; enfrentar el miedo es una solución, claro, pero me siguen dando escalofríos.

Lo peor para mí, una plaza, palomas, porquería, estatuas calientes, comida en el suelo, indígenas en miseria, coladeras apestosas y un vendedor de globos junto a niños mocosos.

Van por ahí las palomas guardando equilibrio, gordas, feas e infecciosas, sin idea ni rumbo.


Goyette


Foto: Catriela Soleri

27 de abril de 2009

De mi tierra infecciosa

Se va abril y queda el olor a cerdo,
nos tapamos la boca y respiramos cerrado,
olvidamos la mano apretada,
para agitarla en retirada.

No se come ni se sale,
no se habla, sólo se oye,
la misma noticia,
ya no queda nada,
es de madrugada.

Azote a la nación vecina,
la más poderosa,
que no ha mandado ayuda
a esta tierra infecciosa.


Goyette

21 de abril de 2009

Shorts de rugbier

Podré estar tranquilo con el torso descubierto y limpio, en la parte inferior llevo unos breves shorts de rugbier, el ambiente huele a lluvia, sensación que infesta a mi olfato trastornado.

Sigo con la medicina y curioso es, que no he sentido ni de cerca a las arañas invisibles, será que la lluvia las espanta o que me he rasurado la barba.

Hoy no hay notas de amor, ni reproches para abril, casi termina el mes donde el verde está apestando a ti.

Goyette

17 de abril de 2009

Tal vez sea que escribo sin cigarro

Las arañas no provienen de mi sudor, de un vello ganoso de aventura o de un rincón sucio de mi habitación.

Es difícil precisar de donde salen estas arañas invisibles, hoy me encontré con una que lamentablemente pretendía morder mi espalda pero esta era real. >>tanto la espalda como la araña<<.

Ahora mismo las siento recorrer mis piernas, y al querer pillarlas vuelco mi mirada hacia ellas y nada.


Tal vez sea que escribo sin cigarro.


Goyette


14 de abril de 2009

Un grito de amor desde el centro del mundo

Bella sensación la que se desprende de las líneas filosóficas que nos brinda “Un grito de amor desde el centro del mundo” novela romántica de gran éxito en Japón escrita por Kyoichi Katayama.

A partir de su lectura cada detalle parecerá inmenso, las palabras, caricias y miradas se intensificarán y se cubrirán de luz. El espacio entre vida y muerte que entendemos de modo occidental se difuminará y se esparcirá como incienso. Esa energía de sentimientos contenidos en el corazón se volverá mucho más noble y sabia.

Socrates in Love es el nombre que ha adquirido en inglés esta obra que ha inspirado a muchos jóvenes que han hecho suya la historia de Sakutaro y Aki, llevando así a la novela a distintas adaptaciones en el cine, la televisión y el manga.

Los cerezos, ese elemento imprescindible de la cultura japonesa está acompañado por las hortensias y su valioso recordatorio de que la vida está compuesta por muchos instantes.


Es un grito de amor que se está escuchando fuerte.


Goyette Dos Gallos.

Dorval

Las historias de amor no siempre son tan bellas, a veces tampoco les encuentras la poesía, y en otras ocasiones ni siquiera tienen princesas, sólo permanecen en nosotros como memoria, porque los recuerdos son la memoria compartida.

A unos cuántos días del dos mil cinco, siendo más preciso, fue aquel día del famoso tsunami cuando dejé la ciudad de Montréal, la espera fue casi nula en aquella sala improvisada que tenía como techo una serie de tuberías y conductos de aire simulando el pecho abierto de un hombre, para nuestro último abrazo y adiós entre manos.

Todo aconteció en esa segunda mitad de ese tiempo llamado dos mil cuatro, un mes antes de mi regreso a México. Con el invierno encima y quedándome unas semana más en esa tierra tan norteña decidí aprovechar el calor que me brindaba la escuela con su cafetería y nuestros juegos de billar tan multiculturales.

Llegué derrapando a un nuevo nivel, ya que cada mes ascendías de grado, me senté pegado a una de las paredes y comenzó la clase, parece ser que el primer ejercicio o así lo recuerdo fue una lectura en voz alta, cuando llegó mi turno de leer para todos lo hice con un acento entre mexicano norteño y árabe >>obtenido gracias a mi amistad con turcos, paquistaníes y sinaloenses<<,en fin, poco me importaba, hasta que mi compañera de atrás leyó con un dejo cantadito y familiar, al terminar me volteé preguntándole en español si era mexicana.

-Soy jarocha- dijo trazándose una sonrisa en el rostro.

11 de abril de 2009

Líneas de un último sueño

Las líneas me salen difícilmente, todo puede ser una farsa contaminada, no hay pretensión ni un querer morir, cuando hay quien muere en abril.

Piso la tecla borrando frustraciones, no respiro hondo, ni muero en el cigarro, tengo ganas de estar.

Valdrá la pena un día más.



Goyette

7 de abril de 2009

Abril es de sol calentando la banqueta

Se muere de a poco en abril, pesa una tarde de sol sobre la banqueta, ya no quedan muchas tienditas ni amigos en la cuadra, menos los refrescos en bolsita.

El pasto va muy verde, pero pica y tiene minas pastosas color ocre y chocolate por doquier. 

Quemamos las ganas en un abril, el alma queda en reposo, cierran los bares, las cantinas y las mujeres que bailan regresan a su hogar. 

Nos morimos en abril cuando los amigos quedan y otros se casan.

Goyette


5 de abril de 2009

Muriendo en abril



La cama es el ataúd de los sueños nuestros.



¿Será mi caricia 

 un verso que se vaya pronto?



Goyette