1 de febrero de 2008

Recién murió un demonio

Suponiendo que tuviera los puños rojos ¿cómo me podría lavar el alma? vistiéndome de jornalero, pintando plazas contra el NAFTA, colorearme la piel de ese tono naranja que provoca, pasarme la mano por la cabeza, y regalar una última mirada.

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