Me saben bien las uñas teñidas de sepia, como un pan con dulce de leche, a eso le llamo un “panchito” con cajeta, y me gusta mucho.
También me transpira el limón por la garganta y las orejas, por eso empapo las almohadas, y necesito ser de sal para justificar mi existencia.
Juego con la baraja por las probabilidades, por jugar con la mente humana y engañarme a mi mismo.
Bebo por la compañía, y por la ausencia, siempre por placer, nunca para lamentar, eximiéndome de todo alcoholismo malsano, poco literato y bohemio.
De noche cuando puedo, duermo abrazando mis sueños, al despertar siento que los he perdido, y ahora trato de recordar.
También me transpira el limón por la garganta y las orejas, por eso empapo las almohadas, y necesito ser de sal para justificar mi existencia.
Juego con la baraja por las probabilidades, por jugar con la mente humana y engañarme a mi mismo.
Bebo por la compañía, y por la ausencia, siempre por placer, nunca para lamentar, eximiéndome de todo alcoholismo malsano, poco literato y bohemio.
De noche cuando puedo, duermo abrazando mis sueños, al despertar siento que los he perdido, y ahora trato de recordar.
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