Volteo los ojos queriendo tragar saliva, pero me cuesta ver a mi país sin olor a café y abandonado, sin virgen ni cosecha, con gente aventando palitos en las calles, con noticias que me saben a chocolate frío y sin muchas ganas de llorar, siendo aún las once de la mañana.
Ya es invierno pero hace calor, dicen que no hubo fraude electoral, ¿y entonces la reforma qué?
Me he estado gritando en silencio, mordiendo el pan, y rascándome la nariz.
Sentado me he quedado sin dormir, esperando el momento que vengan las ganas de aplaudir, o mejor aún, que tengamos algo que discutir.
Miro la noche que contiene estrellas, que brillan muertas con menos fortuna que ayer, pero aún más que las que han de venir.
Soñé de nuevo al diablo apoyado en la campana, que no tocó hoy para mí, pero ofició misa, eso sí.
Ya es invierno pero hace calor, dicen que no hubo fraude electoral, ¿y entonces la reforma qué?
Me he estado gritando en silencio, mordiendo el pan, y rascándome la nariz.
Sentado me he quedado sin dormir, esperando el momento que vengan las ganas de aplaudir, o mejor aún, que tengamos algo que discutir.
Miro la noche que contiene estrellas, que brillan muertas con menos fortuna que ayer, pero aún más que las que han de venir.
Soñé de nuevo al diablo apoyado en la campana, que no tocó hoy para mí, pero ofició misa, eso sí.